Observa, escucha, calla. Juzga poco, pregunta mucho.
Un hombre consecuente con su sistema de vida es ciertamente un espíritu estrecho.
Hay hombres cuya conducta es una mentira continua.
Nuestra conducta es la única prueba de la sinceridad de nuestro corazón.
Una conducta desordenada se parece a un torrente invernal de corta duración.
Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción.
La pobreza es un gran enemigo de la felicidad humana. Destruye la libertad y hace impracticables algunas virtudes y sumamente difíciles otras.
La curiosidad es una de las permanentes y seguras características de un intelecto vigoroso.
En la mayoría de los hombres, las dificultades son hijas de la pereza.
Se puede tener por compañera la fantasía, pero se debe tener como guía a la razón.