Cuando el infortunio se generaliza en un país, se hace universal el egoísmo. La mayoría de las desgracias son peores como amenaza que como realidad.
Mejor que combatir una desgracia es, a veces, tratar de ser feliz dentro de ella. Se sufre menos del dolor mismo que de la manera como se le acepta.
No hay desgracias para los corazones débiles. La desgracia quiere un corazón fuerte.
Afortunadamente, el hombre sólo puede comprender un cierto grado de desgracia; más allá de este grado, la desgracia le aniquila o le deja indiferente.
En la vida, lo más triste, no es ser del todo desgraciado, es que nos falte muy poco para ser felices y no podamos conseguirlo.
El juego es hijo de la avaricia, pero también padre del despilfarro.
Muchos hablan sinceramente cuando dicen que desprecian las riquezas, pero se refieren a las riquezas que poseen los demás.
Nadie tan aficionado a secretos como aquel que no hace intención de guardarlos.
Volver la vista atrás es una cosa y marchar atrás, otra.
Un poder situado por encima de toda responsabilidad humana debe estar fuera del alcance de todo ser humano.