A veces más vale callar y pasar por tonto, que abrir la boca y demostrarlo.
Lo que se deja expresar, debe ser dicho de forma clara; sobre lo que no se puede hablar, es mejor callar.
Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda.
Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para aprender a callar.
Muchas veces lo que se calla hace más impresión que lo que se dice.
El valor crece osando y el miedo vacilando.
Toda dilación es odiosa, pero suele generar prudencia.
Ningún hombre es feliz a menos que crea serlo.
Amistad que acaba no había comenzado.
La vida en sí es corta, pero la desgracia la hace larga.