No hay nostalgia peor que añorar, lo que nunca jamás sucedió.
No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió.
El hecho de ser habitados por una nostalgia incomprensible sería, al fin y al cabo, el indicio de que hay un más allá.
La añoranza es el camino previo a convertirse en estatua de sal.
La nostalgia ya no es lo que era.
La fortuna es como un vestido: muy holgado nos embaraza, y muy estrecho nos oprime.
Odioso para mí, como las puertas del Hades, es el hombre que oculta una cosa en su seno y dice otra.
Dejemos que el pasado sea el pasado.
Ten paciencia, alma mía: tú has sufrido cosas peores
Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga