Cuanto más uno se niegue a sí mismo, tanto más recibirá de los dioses.
Antes de negar con la cabeza, asegúrate de que la tienes.
Servid cien veces, negaos una, y nadie se acordará más que de vuestra negativa.
Al negarnos a aceptar un poder superior inmutable que nos supera, hemos colmado el vacío a golpe de imperativos personales y, súbitamente, nuestra vida se ha vuelto espeluznante.
En atención a que no tengo gran memoria, circunstancia que no deja de contribuir a esta especie de felicidad que dentro de mí mismo me he formado...
Los amores más duraderos son aquellos en que uno de los dos amantes es extraordinariamente celoso.
El talento no ha de servir para saberlo y decirlo todo, sino para saber lo que se ha de decir de lo que se sabe.
En punto a amores tengo otra superstición: imagino que la mayor desgracia que a un hombre le puede suceder es que una mujer le diga que le quiere.
El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer.