No se puede alcanzar una vida feliz sin la prudencia, la honestidad y la justicia; la prudencia, la honestidad y la justicia no pueden conseguirse sin el placer. Las virtudes, en efecto, nacen de una vida feliz, que a su vez es inseparable de las virtudes.
La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo.
El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo.
No ha de ser dichoso el joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida.
La necesidad es un mal, no hay necesidad de vivir bajo el imperio de la necesidad.