Cuando las calamidades caen sobre un Estado, se olvidan los dioses y nadie se preocupa de honrarlos.
Apenas son suficientes mil años para formar un Estado; pero puede bastar una hora para reducirlo a polvo.
Los Estados, para la diplomacia, no son los pueblos, sino los reyes que los dirigen o los esclavizan.
Un hombre de estado debe tener el corazón en la cabeza.
Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento.
La uniformidad es la muerte; la diversidad es la vida.
El estado es un inmenso cementerio al que van enterrarse todas las manifestaciones de la vida individual.
El estado es un mecanismo históricamente temporal, una forma transitoria de sociedad.
Yo soy libre solamente en la medida en que reconozco la humanidad y respeto la libertad de todos los hombres que me rodean.
Hasta en las democracias más puras, como los Estados Unidos y Suiza una minoría privilegiada detenta el poder contra la mayoría esclavizada.