El entendimiento es una tabla lisa en la cual nada hay escrito.
No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicarselo a tu abuela.
La tierra que no es labrada llevará abrojos y espinas aunque sea fértil; así es el entendimiento del hombre.
Hasta que el marido no entiende absolutamente todas las palabras que su mujer no ha dicho, no estará realmente casado.
El entendimiento agudo y sin grandeza, lo pincha todo, pero nada mueve.
De querer ser a creer que se es ya, va la distancia de lo trágico a lo cómico.
La razón pura tiene que ceder su imperativo a la razón vital: la vida debe ser vital.
El amor muere porque su nacimiento fue una equivocación.
Porque el hombre siente el amor primariamente como un violento afán de ser amado, al paso que para la mujer lo primario es sentir el propio amor, la cálida fluencia que de su ser irradia hacia el amado y la impulsa hacia él.
El amor, a quien pintan ciego, es vidente y perspicaz porque el amante ve cosas que el indiferente no ve y por eso ama.