Prefiero los malvados a los imbéciles. Aquéllos, al menos, dejan algún respiro.
El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad.
La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano.
Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
El recuerdo del mal pasado es alegre.
Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde.
Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas.
Vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonándolo, se muestra superior a él.
No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente.
Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.