Para conocer a la gente hay que ir a su casa.
Si me hubiese quedado tranquilo en mi casa en vez de irme a sufrir por el mundo, ¡no me habría ahorrado pocas penas y pocos zapatos!
Al comprar una casa, piensa en el vecino que adquirirás con ella.
El hogar es la prisión de la soltera y el hospicio de la casada.
Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado; y la ciudad, que es el hogar público.
Creo firmemente que si todos los medicamentos del mundo fueran lanzados al mar, sería mucho mejor para la humanidad y mucho peor para los peces.
La fama suele alcanzar a aquellos que están pensando en otra cosa.
La memoria es como una red: uno la encuentra llena de peces al sacarla del arroyo, pero a través de ella pasaron cientos de kilómetros de agua sin dejar rastro.
El joven conoce las reglas, pero el viejo las excepciones.
El carácter de todo acto depende de las circunstancias en las que se hace