Es mejor ser hombre que mujer, porque hasta el hombre más miserable tiene una mujer a la cual mandar.
Es un principio indiscutible que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer.
Si te propones algún día mandar con dignidad, debes servir con diligencia.
Manda el que puede y obedece el que quiere.
Las matemáticas son una gimnasia del espíritu y una preparación para la filosofía.
El malo lo es por ignorancia, y por tanto se cura de ello con la sabiduría.
Sólo hay un bien, el conocimiento; sólo hay un mal, la ignorancia.
El amigo ha de ser como el dinero, que antes de necesitarlo, se sabe el valor que tiene.
Cuatro características corresponden al juez: Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente.