El asesinato es lo único que elimina a la persona que hiere, de modo que la sociedad debe ocupar el lugar de la víctima y exigir en su nombre la expiación o conceder el perdón.
Aléjese de los palacios el que quiera ser justo. La virtud y el poder no se hermanan bien.
Y rara vez la suerte en su vaivenes conforma las edades con los bienes.
De la fortuna aprenda el sabio dónde alcanza el favor, dónde el agravio.
Bajo la máscara de la temeridad se ocultan grandes temores.
Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado.