Lo que empieza en cólera acaba en vergüenza.
La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte.
La ira es como el fuego; no se puede apagar sino al primer chispazo. Después es tarde.
La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos.
No os entreguéis por demasiado a la ira; una ira prolongada engendra odio.
La soberbia es el vicio más frecuentemente castigado, y, sin embargo, el más difícil de curar.