Me parecería que la tierra no hubiera sido habitable si no hubiese tenido a nadie a quien admirar.
El hombre que no puede admirar nada, y que de ordinario no se maravilla de nada prosternándose en muda adoración..., es como unos lentes sin ojos detrás.
Es indicio seguro de mediocridad el alabar siempre moderadamente.
Asusta pensar que acaso las admiraciones más sinceras que tenemos son las de las personas que no nos han comprendido.
Los que saben mucho se admiran de pocas cosas, y los que no saben nada se admiran de todo.
Cuando las personas tienen libertad para hacer lo que quieren, por lo general comienzan a imitarse mutuamente.
Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender.
La felicidad para mi consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia.
En un cierto momento de la vida se desea un hijo. Quizás, para morir un poco menos cuando se muere.
Sólo cerrando las puertas detrás de uno se abren ventanas hacia el porvenir.