La compasión es una de las más hermosas facultades del alma humana.
La piedad es una brecha ilegal en el muro de lo implacable, de la implacable legalidad. Al perdonar al culpable, practica en el rigor inflexible del derecho la primera apertura amorosa; inaugura así el nuevo orden de la clemencia y la equidad, que es la iniciación a la gracia.
Cada aspecto de la cultura occidental necesita un nuevo código ético -una ética racional- como condición previa para el renacimiento.
La fuerza y la mente son opuestos. La moralidad termina donde empieza la pistola.
La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente vacía.
La minoría más pequeña del mundo es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales no pueden pretender además ser defensores de las minorías.
No hay nada que pueda quitar la libertad a un hombre salvo otros hombres. Para ser libre, un hombre debe ser libre de sus hermanos.