La desconfianza es madre de la seguridad.
¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?
Debemos desconfiar unos de otros. Es nuestra única defensa contra la traición.
Desconfía de la persona que lo ve todo bien, y de aquel que lo ve todo mal.
Para liberarse, la mujer debe sentirse libre, no para rivalizar con los hombres, sino libres en sus capacidades y personalidad.
Hay que vigilar a los ministros que no pueden hacer nada sin dinero y a aquellos que quieren hacerlo todo sólo con dinero.
Es un verdadero privilegio haber sobrellevado una vida difícil.
El amor jamás reclama; da siempre. El amor tolera, jamás se irrita, nunca se venga.
El mundo exige resultados. No le cuentes a otros tus dolores del parto. Muéstrales al niño.