Amarse a uno mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida.
El amor propio, al igual que el mecanismo de reproducción del genero humano, es necesario, nos causa placer y debemos ocultarlo.
Al amor propio se le hiere; no se le mata.
Hay algo peor que la muerte, peor que el sufrimiento... y es cuando uno pierde el amor propio.
El amor propio es el más grande de todos los aduladores.
Dios ha puesto el placer tan cerca del dolor que muchas veces se llora de alegría.
Lo verdadero es siempre sencillo, pero solemos llegar a ello por el camino más complicado.
El beso es una forma de diálogo.
Las decepciones no matan, y las esperanzas hacen vivir.
La inteligencia busca, pero quien encuentra es el corazón.