Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más.
El perdón es un puñado de sentimientos que a veces nos acaricia cuando el alma llora.
Un débil puede combatir, puede vencer; pero nunca puede perdonar.
Vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonando, se muestra superior a él.
A perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho.
El hombre cuya opinión nunca varía es semejante al agua estancada, y engendra reptiles en su mente.
Si el loco persistiera en su locura, se volvería sabio.
El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría.
Si estás siempre listo a expresar tu opinión, el vil te evitará
Para la abeja laboriosa no hay tiempo de estar triste