El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento.
El odio nunca es vencido por el odio sino por el amor.
No desprecies a nadie: un átomo hace sombra.
¡Insensato quien fía al porvenir!
Los más desgraciados son los que lloran menos.
¿Es una fe sincera la fe que no actúa?
No hay secreto que el tiempo no revele.
Mi única esperanza radica en mi desesperación