Una triple bendición son nuestros amigos: vienen, se quedan y se van.
El amigo debe ser como la sangre, que acude a la herida sin esperar que lo llamen.
Si quieres hallar en cualquier lado amistad, dulzura y poesía, llévalas contigo.
De ningun bien se goza en la posesión, sin un compañero.
En la prosperidad nuestros amigos nos conocen; en la adversidad los conocemos a ellos.
La risa más agradable es aquella a la que nos entregamos a costa de nuestro enemigos.
Una palabra nos libra de todo el peso y el dolor de la vida. Esa palabra es: Amor.
La alegría más grande es la inesperada.
Siempre se repite la misma historia: cada individuo no piensa más que en sí mismo.
Los hijos son las anclas que atan a la vida a las madres.