No sé yo que haya en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas.
Si lloras de alegría, no seques tus lágrimas: las robas al dolor.
Desprecia al hombre orgulloso que se avergüence de verter lágrimas.
Dos especies de lágrimas tienen los ojos de la mujer: de verdadero dolor y de despecho.
Las lágrimas son la sangre del alma.
Un hijo es un acreedor dado por la naturaleza.
Yo honro con el nombre de virtud a la costumbre de realizar acciones penosas y útiles a los demás.
Lo que hace tan agudo el dolor de los celos, es que la vanidad no puede ayudar a soportarlo.
Los celos pueden constituir un modo nuevo de probar el amor, más pueden también ofender la dignidad de una mujer perfectamente delicada.
El enamorado celoso soporta mejor la enfermedad de su amante que su libertad.