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Únicamente nos ayuda aquel que nos hace comprender que las cosas pierden para nosotros su valor ficticio y su poder tiránico, tan pronto como llegamos a libertar de ellas nuestro espíritu.
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La diferencia entre lo sutil y lo vulgar no está más que en tu ignorancia.
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Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres.
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No es el martillo el que deja perfectos los guijarros, sino el agua con su danza y su canción.
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La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos.