La literatura no es un pasatiempo ni una evasión, sino una forma, quizá la más completa y profunda, de examinar la condición humana.
Escribir para niños es un don, como la poesía, que no está al alcance de cualquiera.
Yo en todos los libros acostumbro a leer el prefacio, porque a veces suele ser lo mejor de la obra.
Un pueblo sin literatura es un pueblo mudo.
No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.
Sólo hay un remedio para el amor: amar más.
La desobediencia es el verdadero fundamento de la libertad. Los obedientes deben ser esclavos.
Cualquier hombre que tenga más razón que sus prójimos ya constituye una mayoría de uno.
Las cosas no cambian; cambiamos nosotros.
Nueve décimas partes de la sabiduría provienen de ser juicioso a tiempo.