El toreo es un doble ejercicio físico metafísico de integración espiritual en el que se valora el significado de lo humano heroicamente o puramente: en cuerpo y alma, aparentemente inmortal.
Sí, en el toreo está presente la muerte, pero como aliada, como cómplice de la vida: la muerte hace de comparsa para que la vida se afirme.
No falta razón, que esta fiesta bruta sólo ha quedado en España, y no hay nación que una cosa tan bárbara e inhumana si no es España consienta.
El arte de torear consiste en convertir en veinte minutos a un bello animal en una albóndiga sangrante ante un público alborozado.
Si los espectáculos cultos ponen ante mis ojos un mundo de inmoralidad y una exuberancia de lujo que ciega mis ojos al tocar al corazón, hoy tengo derecho a mis corridas de toros.
El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla.
La buena didáctica es aquella que deja que el pensamiento del otro no se interrumpa y que le permite, sin notarlo, ir tomando buena dirección.
Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado; y la ciudad, que es el hogar público.
Bendito sea el caos, porque es síntoma de libertad.
La política ha dejado de ser una política de ideales para convertirse en una política de programas.