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A un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa.
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El verdadero amor supone siempre la renuncia a la propia comodidad personal.
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Es más fácil hacer leyes que gobernar.
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Toda reforma impuesta por la violencia no corregirá nada el mal: el buen juicio no necesita de la violencia.
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La muerte no es más que un cambio de misión.