El toreo es un doble ejercicio físico metafísico de integración espiritual en el que se valora el significado de lo humano heroicamente o puramente: en cuerpo y alma, aparentemente inmortal.
Sí, en el toreo está presente la muerte, pero como aliada, como cómplice de la vida: la muerte hace de comparsa para que la vida se afirme.
El torero sigue siendo mítico y, cuando expresa la valentía el pueblo se enardece y los viejos entusiasmos reaparecen.
El arte de torear consiste en convertir en veinte minutos a un bello animal en una albóndiga sangrante ante un público alborozado.
Si los espectáculos cultos ponen ante mis ojos un mundo de inmoralidad y una exuberancia de lujo que ciega mis ojos al tocar al corazón, hoy tengo derecho a mis corridas de toros.
No tiene un padre enemigos como los hijos traviesos.
La virtud tiene en sí todas las cosas; y todas le faltan a quien no la tiene.
Celos son hijos del amor, mas son bastardos, te confieso.
Porque dicen, amor, que no caminas si los celos no te calzan las espuelas.
Son celos cierto temor tan delgado y tan sutil, que si no fuera tan vil, pudiera llamarse amor.