Morir, morir... Morir no es nada. Empieza pues por vivir. Es más divertido y más largo.
Jamás mueren en vano los que mueren por una causa grande.
Cuando vienes al mundo, lloras. Cuando mueres, el mundo calla.
Mientras pensaba que estaba aprendiendo a vivir, he aprendido cómo morir.
Cuando no se ha sabido vivir, menos aún puede saberse morir.
Nuestro gran error es intentar obtener de cada uno en particular las virtudes que no tiene, y desdeñar el cultivo de las que posee.
El amor y la locura son los motores que hacen andar la vida.
Exageráis la hipocresía de los hombres. La mayoría piensa demasiado poco para permitirse el lujo de poder pensar doble.
Hay que escuchar a la cabeza, pero dejar hablar al corazón.
El descuido es un sucedáneo de la mentira.