El que es prudente es moderado; el que es moderado es constante; el que es constante es imperturbable; el que es imperturbable vive sin tristeza; el que vive sin tristeza es feliz; luego el prudente es feliz.
Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez.
No hables mal del puente hasta haber cruzado el río.
Nadie prueba la profundidad del río con ambos pies.
El hombre prudente no está dispuesto a someterse a ninguna responsabilidad que su deber no le imponga.
Cualquier esfuerzo resulta ligero con el hábito.
El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son.
Olvidemos lo que ya sucedió, pues puede lamentarse, pero no rehacerse.