El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos.
Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento.
El odio nunca es vencido por el odio sino por el amor.
No desprecies a nadie: un átomo hace sombra.
Hay personas que se consolarían hasta del fin del mundo, con tal de que ellas lo hubiesen anunciado.
Cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara, aunque no sea más que con el miedo de perderla.
Los ojos son el punto donde se mezclan alma y cuerpo.
Hay mucha gente que no cree en nada, pero que tiene miedo de todo.
Te conocerás a ti mismo en cuanto empieces a descubrir en ti defectos que los demás no te han descubierto.