No pudiendo cambiar los hombres, se cambian sin tregua las instituciones.
La ley es inexorable, como los perros: no ladra más que al que va mal vestido.
La ley suprema es el bien del pueblo.
La multitud de leyes frecuentemente presta excusas a los vicios.
Cuando los hombres son puros, las leyes son inútiles; cuando son corruptos, las leyes se rompen.
Al hombre que hace todo lo que puede no podemos decirle que no hace todo lo que debe.
El aconsejar es un oficio tan común que lo usan muchos y lo saben hacer muy pocos.
Lo que al caballero le hace ser caballero es ser medido en el hablar, largo en el dar, sobrio en el comer, honesto en el vivir, tierno en el perdonar y animoso en el pelear
Al hombre que hace todo lo que puede no debemos decirle que no hace todo lo que debe
A los cordiales amigos no basta alumbrarles por do vayan, sino que les hemos de quitar tropiezos a do tropiecen