No pudiendo cambiar los hombres, se cambian sin tregua las instituciones.
La ley es inexorable, como los perros: no ladra más que al que va mal vestido.
La ley suprema es el bien del pueblo.
La multitud de leyes frecuentemente presta excusas a los vicios.
Cuando los hombres son puros, las leyes son inútiles; cuando son corruptos, las leyes se rompen.
Un discípulo de quien jamás se pide nada que no pueda hacer, nunca hace todo lo que puede.
No existe una mejor prueba del progreso de una civilización que la del progreso de la cooperación.
Como fuerza social, un individuo con una idea vale por noventa y nueve con un solo interés.
Es mejor ser un ser humano insatisfecho que un cerdo satisfecho.
La convicción profunda de un hombre le substrae a los ataques del ridículo.