Morir, morir... Morir no es nada. Empieza pues por vivir. Es más divertido y más largo.
Jamás mueren en vano los que mueren por una causa grande.
Cuando vienes al mundo, lloras. Cuando mueres, el mundo calla.
Mientras pensaba que estaba aprendiendo a vivir, he aprendido cómo morir.
Cuando no se ha sabido vivir, menos aún puede saberse morir.
Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices.
El ser humano puede soportar una semana de sed, dos semanas de hambre, muchos años sin techo, pero no puede soportar la soledad.
El guerrero de la luz se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida.
No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas.
Lo difícil atrae, lo imposible seduce, lo complicado asusta, lo extremadamente complicado enamora.