El que es prudente es moderado; el que es moderado es constante; el que es constante es imperturbable; el que es imperturbable vive sin tristeza; el que vive sin tristeza es feliz; luego el prudente es feliz.
Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez.
No hables mal del puente hasta haber cruzado el río.
Nadie prueba la profundidad del río con ambos pies.
El hombre prudente no está dispuesto a someterse a ninguna responsabilidad que su deber no le imponga.
Quien tiene la voluntad tiene la fuerza.
Las costumbres del que nos habla nos convencen más que sus razonamientos.
Bienaventurado el que tiene talento y dinero, porque empleará bien este último.
¡Qué amable cosa es el hombre cuando es verdaderamente hombre!