Por bien que uno hable, si habla en demasía acabará diciendo alguna necedad.
Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz.
Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar toda duda.
Despacito y buena letra: el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas.
Hablar con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala.
El amor es como el agua, si algo no lo agita se echa a perder.
La vida es un negocio en el que no se obtiene una ganancia que no vaya acompañada de una pérdida.
Si no tienes la libertad interior, ¿qué otra libertad esperas poder tener?
La política es demasiado a menudo el arte de traicionar los intereses reales y legítimos, y de crear otros imaginarios e injustos.
La perseverancia es la virtud por la cual todas las otras virtudes dan su fruto.