Si el hombre no sumase a su pena de ayer las penas de mañana, cualquier suerte le sería soportable.
Fácil es alegrarse en la prosperidad, pero verdaderamente es varonil el hombre que sonríe ante el infortunio. Hay gentes que padecen tres clases de tribulación; la que tuvieron, la que tienen y la que esperan tener.
Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.
Cuando nos invade la pena, un día dura tanto como tres otoños.
Suavizar las penas de los otros es olvidar las propias.
El lirismo es una embriaguez y el hombre se embriaga para confundirse más fácilmente con el mundo.
La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido.
Allí donde habla el corazón, es de mala educación que la razón lo contradiga.
Estoy bajo el agua y los latidos de mi corazón producen círculos en la superficie.
Si las personas sólo fueran responsables de lo que hacen conscientemente, los idiotas estarían de antemano libres de cualquier culpa