Si el hombre no sumase a su pena de ayer las penas de mañana, cualquier suerte le sería soportable.
Fácil es alegrarse en la prosperidad, pero verdaderamente es varonil el hombre que sonríe ante el infortunio. Hay gentes que padecen tres clases de tribulación; la que tuvieron, la que tienen y la que esperan tener.
Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.
Cuando nos invade la pena, un día dura tanto como tres otoños.
El hombre desdichado busca un consuelo en la amalgama de su pena con la pena de otro.
La más estricta justicia no creo que sea siempre la mejor política.
Todo lo que soy o espero ser se lo debo a la angelical solicitud de mi madre.
Ha sido mi experiencia que gente que no tiene vicios tiene muy pocas virtudes.
Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son.
Mejor es callar y que sospechen de tu poca sabiduría que hablar y eliminar cualquier duda sobre ello.