Los que desean la guerra, la preparan y por medio de vagas promesas de una paz venidera o creando el miedo a invasiones intentan convertirnos en colaboradores de sus planes, son amenaza para nuestro mundo y para cualquier tipo de paz.
No sé con qué armas se luchará en la tercera Guerra Mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la cuarta Guerra Mundial: Palos y piedras.
Las victorias de los pueblos siempre son debidas a la inteligencia de los generales y al valor de los soldados; y las derrotas a la fatalidad.
La guerra es la mayor plaga que puede afligir a la humanidad. Destruye la religión, destruye los Estados, destruye las familias. Cualquier calamidad es preferible a ésta.
La fuerza y el engaño son, en la guerra, las dos virtudes cardinales.
Hay que actuar intuitivamente, obedecer la ley profunda del amor, fundada en una tolerancia absoluta. Es la ley la que tolera o admite que las cosas son lo que son, el auténtico amor no duda nunca, nunca enjuicia, nunca rechaza ni exige. Regenera, restableciendo una circulación hacia el infinito. Quema, ya que conoce el auténtico sentido del sacrificio. Es la vida iluminada.
Cada día de nuestra vida estamos creando nuestro destino.
Si tu llamas experiencias a tus dificultades y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar, vas a crecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias.
Si nos volvemos hacia una realidad más grande, es una mujer quien nos tendrá que enseñar el camino. La hegemonía del macho ha llegado a su fin. Ha perdido contacto con la tierra.
La monogamia es como estar obligado a comer papas fritas todos los días.