Prefiero los malvados a los imbéciles. Aquéllos, al menos, dejan algún respiro.
El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad.
La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano.
Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
El recuerdo del mal pasado es alegre.
Prefiero los malvados a los imbéciles. Aquéllos, al menos, dejan algún respiro.
Se puede olvidar a Dios en los días felices, pero cuando el infortunio llega, siempre es preciso volver a él.
El matrimonio es una carga tan pesada que para llevarla hace falta ser dos, y a menudo tres.
Por bien que uno hable, si habla en demasía acabará diciendo alguna necedad.
El arte necesita o soledad o miseria o pasión. Es una flor de roca que necesita del viento áspero y del terreno duro.