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El hombre dice de Dios aquello que cree de sí mismo.
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No ser nada y no amar nada, es lo mismo.
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La moral que no tiene por objeto la felicidad es una palabra vacía de sentido
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Las verdades más sencillas son aquellas a las que el hombre llega más tarde
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La vida, como un vino precioso, hay que saborearla poco a poco, sorbo a sorbo. Los mejores vinos pierden todo su encanto y no se estiman bien si se tragan como si fuera agua