El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe a dónde va.
Las más de las veces el miedo a la locura no es otra cosa que miedo a la vida, a las exigencias de nuestro desarrollo y de nuestros instintos. Entre la ingenua vida de los instintos y aquello que conscientemente quisiéramos y pretendemos ser hay un abismo, un abismo que no se puede salvar, pero por encima del cual sí se puede saltar una y otra vez, cien veces; cada vez hace falta ánimo, y antes del salto nos acomete cierto miedo.
En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, lo segundo mejor lo equivocado, y lo peor que puedes hacer es nada.
Da tu decisión, nunca tus razones; tu decisión puede ser correcta, tus razones seguro que son erróneas.
Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia.
Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices.
El ser humano puede soportar una semana de sed, dos semanas de hambre, muchos años sin techo, pero no puede soportar la soledad.
El guerrero de la luz se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida.
No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas.
Lo difícil atrae, lo imposible seduce, lo complicado asusta, lo extremadamente complicado enamora.