No tenemos que adquirir la humildad. La humildad está en nosotros, lo que pasa es que nos humillamos delante de falsos dioses.
La humildad es la madre, la raíz, la fuente nutricia, el fundamento, el vínculo con todas las demás virtudes.
Ser humilde para con los superiores es un deber; para con los iguales, una muestra de cortesía; para con los inferiores, una prueba de nobleza.
La humildad, que no abunda entre los doctos, aún es menos frecuente entre los ignorantes.
Cuando no hay humildad, las personas se degradan.
Buscad leyendo y hallaréis meditando.
Bienaventurado el que, dejando a parte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para hacerlas
El amor sólo con amor se paga, las heridas de amor sólo con amor se pueden curar
En el ocaso de nuestra vida seremos juzgados en el amor
Véante mis ojos, pues eres lumbre de ellos, y sólo para ti quiero tenerlos