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Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas, cicatrices y heridas, señales y recuerdos del hambre, contra tantas barrigas satisfechas: cerdos con un origen peor que el de los cerdos
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El mundo es como aparece ante mis cinco sentidos, y ante los tuyos que son las orillas de los míos
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Sangre que no se desborda, juventud que no se atreve, ni es sangre, ni es juventud, ni relucen, ni florecen
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Cuerpos como un mar voraz, entrechocado, furioso. Solitariamente atados por el amor, por el odio, por las venas surgen hombres, cruzan las ciudades, torvos
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Esta ciudad no se aplaca con fuego, este laurel con rencor no se tala. Este rosal sin ventura, este espliego júbilo exhala