El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.
Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Los deseos deben obedecer a la razón.
Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.
La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo.
El virtuoso se conforma con soñar lo que el pecador realiza en la vida.
Al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta.
Sé amable, pues cada persona con la que te cruzas está librando su ardua batalla...
Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro.