Oponerse directamente a las opiniones es el medio de echarlo todo a perder.
Hemos de pensar que los que sostienen opiniones contrarias a las nuestras no son necesariamente bárbaros; muchos saben usar la razón tan bien como nosotros y hasta mejor.
Las opiniones sólo me interesan cuando conducen a acciones y sacrificios. Prefiero a un hombre que piensa lo contrario que yo, pero que me agrada e impone como persona, antes que a un correligionario que puede que sea un cobarde y un parlanchín.
No hace falta defender siempre la misma opinión porque nadie puede impedir volverse más sabio.
No es muy dificil atacar las opiniones ajenas, pero sí el sustentar las propias: porque la razón humana es tan débil para edificar, como formidable ariete para destruir.
No se preocupe por sus dificultades en las matemáticas. yo puedo asegurarle que las mías son todavía mayores.
Ningún conocimiento humano puede ir más allá de su experiencia.
Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias.
El trabajo del maestro no consiste tanto en enseñar todo lo aprendible, como en producir en el alumno amor y estima por el conocimiento.
La esperanza de una felicidad eterna e incomprensible en otro mundo, es cosa que también lleva consigo el placer constante.