Dime lo que crees ser y te diré lo que no eres.
Un hombre está dispuesto a creer aquello que le gustaría que fuera cierto.
Creemos, sobretodo porque es más fácil creer que dudar, y además porque la fe es la hermana de la esperanza y de la caridad.
Somos aquello en lo que creemos.
Para que el que cree no es necesaria ninguna explicación: para el que no cree toda explicación sobra.
La felicidad tiene la virtud de suprimir la vejez.
Todo el conocimiento, la totalidad de preguntas y respuestas se encuentran en el perro.
La juventud es feliz porque tiene la capacidad de ver la belleza. Cualquiera que conserve la capacidad de ver la belleza jamás envejece.
El progreso se evapora y deja atrás una estela de burocracia.
La desgracia de Don Quijote no fue su fantasía, sino Sancho Panza.