Para conocer a la gente hay que ir a su casa.
Si me hubiese quedado tranquilo en mi casa en vez de irme a sufrir por el mundo, ¡no me habría ahorrado pocas penas y pocos zapatos!
Nuestro amor es el hogar, y el hogar pueden abandonarlo nuestros pies pero nunca nuestros corazones.
Al comprar una casa, piensa en el vecino que adquirirás con ella.
El hogar es la prisión de la soltera y el hospicio de la casada.
La dictadura se presenta acorazada porque ha de vencer. La democracia se presenta desnuda porque ha de convencer.
Pues que eres al olvido invulnerable, vulnérame ya, amor, deshazme el pecho y anida en él, demonio y ángel mío.
Nuestra sociedad ha llegado a un momento en que ya no adora al becerro de oro, sino al oro del becerro.
Nadie podrá decir que un nido calentito y dichoso dará de sí muy grandes personas. La inadaptación a lo imperfecto es lo que mejora al hombre.
Los políticos honrados se quitan de en medio cuando cae sobre ellos la sospecha.