Quizá, el camino más directo para conquistar la fama sea el afirmar con seguridad y pertenencia y, por cuantos modos sea posible, el haberla conquistado.
Vuestra fama es como la flor; que brota y muere; y la marchita el mismo sol que la hizo nacer de la acerba tierra.
No se alcanza la fama reclinado en blanda pluma, ni al abrigo de colchas.
La fama trae la soledad. El éxito es tan frío como el hielo y tan poco hospitalario como el Polo Norte.
A menudo los grandes son desconocidos o peor, mal conocidos.
Júzgate digno de toda palabra y acción acorde con la naturaleza; y no te desvíe de tu camino la crítica que algunos suscitarán o su propósito; por el contrario, si está bien haber actuado y haber hablado, no te consideres indigno. Pues aquéllos tienen su guía particular y se valen de su particular inclinación. Mas no codicies tú esas cosas; antes bien, atraviesa el recto camino consecuente con tu propia naturaleza y con la naturaleza común; pues el camino de ambas es único.
Vas a buscar retiros lejanos en el campo, junto al mar, en las montañas y nunca dejas de esforzarte tú mismo por satisfacer siempre los mismos deseos. ¡Qué singular es este afán, ya que siempre puedes, cuando quieres, a tu hora, encontrar un asilo en ti mismo!
Dios mío, dame el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar, la serenidad para aceptar las que no puedo cambiar y la sabiduría para distinguir entre las dos.
Lo que no es útil para la colmena no es útil para la abeja.
Si la fama sólo llega después de la muerte, no tengo prisa en conseguirla.