Hay que instruir a la juventud riendo; reprender sus vicios con dulzura y no asustarla con el nombre de la virtud.
De mis disparates de juventud, lo que me da más pena no es haberlos cometido, sino no poder volver a cometerlos.
La inexperiencia es lo que permite a la juventud llevar a cabo lo que la vejez sabe que es de imposible realización.
El problema de la juventud de hoy es que ya no forma uno parte de ella.
La juventud no es un tiempo de la vida, es un estado del espíritu.
Nadie nace libre de vicios. El hombre más perfecto es el que tiene menos.
La virtud es el punto medio entre dos vicios opuestos.
Adorador tibio y poco asiduo de los dioses, mientras ando errante en pos de una loca filosofía, ahora me veo obligado a torcer en opuesta dirección mi nave y a recorrer rumbos antes abandonados.
Cuanto más uno se niegue a sí mismo, tanto más recibirá de los dioses.
Prefiero pasar por necio o estúpido, con tal de que mis faltas me den placeres e ilusiones, que ser sabio a rabiar.