-
El que callar no puede, hablar no sabe
-
Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina
-
La magia de la lengua es el hechizo más peligroso
-
La prueba de un predicador es cuando su congregación no sale diciendo "qué sermón más bonito", sino "haré algo"
-
Buen orador es aquel que se convence a sí mismo