Ni siquiera un dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo.
La victoria es por naturaleza insolente y arrogante.
La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva.
La victoria y el fracaso son dos impostores, y hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén.
Averguénzate de morir antes de haber conseguido alguna victoria para la humanidad.
El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar.
Soy optimista. No parece muy útil ser otra cosa.
Las actitudes son más importantes que las aptitudes.
Evito siempre predecir de antemano, porque es mucho más fácil hacerlo a posteriori
Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad; un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad